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EL PODER DEL SILENCIO: No hablan… gritan

En esta serie fotográfica, los objetos no se explican: se revelan.
No hay etiquetas, fichas técnicas ni nombres geográficos que los contengan. Su anonimato no es una omisión, es una decisión consciente. Lejos de negar su procedencia, la respeta, la protege y la honra. En su silencio —aparente— resuena la memoria de los pueblos, de la tierra, de los rituales.


Cada objeto es una presencia viva. No son artefactos de museo: son umbrales.
Respiran territorio, historia y espíritu.
Han viajado por caminos antiguos —reales e invisibles— y ahora se posan sobre un piso que también narra: un fondo que no es neutro, sino testigo. Las líneas que lo cruzan, como huellas del tiempo, evocan mapas, trayectorias, senderos que conectan mundos. En esa superficie, los objetos no se exhiben: se manifiestan.


Al no nombrarlos, dejo espacio para que cada uno hable con su propia voz, para que el espectador se acerque sin prejuicios, sin el peso de la clasificación o el saber académico. Invito a mirar con los sentidos abiertos, a dejarse tocar por lo que no se explica, sino que se intuye.
 

Nombrar, a veces, encierra.
Escuchar el silencio, en cambio, libera.


Esta serie celebra lo sagrado desde el respeto y la potencia simbólica de lo no dicho.
Los objetos gritan desde su centro, no desde el ruido.
Y su grito es un llamado profundo: a recordar lo olvidado, a reconocer lo esencial.

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GERMÁN ORTEGÓN PÉREZ © 2017 All rights reserved

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